miércoles, febrero 29, 2012

Sólo el Estilo Sistémico de Gestión Soluciona la Crisis Eléctrica

“Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo.”
– Albert Einstein

Nuestra versión del artículo El FMI de Febrero y Septiembre tiene resaltados en negritas aspectos relativos al sector eléctrico. El original del mismo fue escrito por el destacado economista Frederich Bergés, en su columna Observatorio Dominicano, publicado en la página 12, del periódico El Día, del 29 de febrero de 2012.

Los aspectos resaltados presentan de forma sencilla, clara y contundente dos aspectos claves de la situación reinante en el sector eléctrico desde el estilo dominante de gestión.
...dos alternativas desagradables; todo ello causado por la displicencia con que se trata el tema eléctrico, y la falta de soluciones y voluntad de parte de los que pueden resolver esta calamidad.

… había que elevar la tarifa eléctrica, o aun más molestosa, cobrarle la electricidad a esa enorme masa que se burla con la evasión, o la subvaluación de su facturación. Cualquiera de las dos medidas tendría como objetivo reducir el creciente déficit financiero de la CDEEE.
Con el estilo dominante de gestión se supone que la crisis eléctrica es fundamentalmente un problema financiero. Nadie puede negar que padecemos de un grandísimo problema financiero. No obstante, argumento que este no es más que un síntoma de un problema fundamental mucho mayor.

Reiteradamente, desde que llego la planta Estrella del Mar en 1989, ese síntoma se agrava acumulando grandes deudas a los generadores durante varios meses y entonces llena todos los titulares de la prensa nacional. Luego se amortigua cuando el gobierno realiza pagos millonarios que generalmente sacrifican a otros sectores de la nación y desaparece como arte de magia de los titulares. Haciendo siempre lo mismo de forma trivial, interpretando a Einstein, no puede llevar a resultados distintos.

Desde hace varios años he venido argumentando que se trata de una crisis sistémica de grandes proporciones, cuya solución resuelve no solo el recurrente síntoma financiero, sino que ofrece una solución permanente para el sector y en muchos otros aspectos. La solución de la calamidad solo se puede iniciar con un cambio del estilo dominante de gestión. Ese cambio permitirá comprender que el sistema del sector eléctrico no es un sistema lineal, que se puede estudiar y actuar en partes separadas de generación, transmisión y distribución-comercialización, como establece la reestructuración con que se implantó la Ley General de Electricidad.

El mencionado cambio de estilo requiere reconocer que se trata de un sistema que primero necesita comprenderse como un todo, para poder entonces reestructurarlo correctamente. Se trata de un sistema no lineal, altamente complejo, en el que pequeños cambios, pueden redundar en grandes resultados, tanto buenos, como malos. El problema es que las áreas del mayor apalancamiento sistémico son a menudo las menos obvias. Es decir, que estamos ante un problema sistémico no trivial.

Lo que sucede, aquí y en extranjero, es que la gran mayoría de los políticos y dueños de negocios operan bajo un estilo dominante de gestión que no considera dichos efectos no lineales que surgen de la interdependencia entre las partes. Digo en el extranjero, porque la gran crisis financiera internacional es principalmente fruto de ese estilo dominante de gestión.

Por ejemplo, luego de dejar la política y dedicarse a los negocios, que George McGovern dijera que había aprendido a "... comprender el impacto de su legislación y sus efectos perjudiciales", se puede explicar desde la perspectiva de W. Edwards Deming, que clama por un nuevo sistema de gestión, para abordar los grandes sistemas complejos interconectados, cuando dijo:
Nuestro actual sistema de gestión ha destruido a nuestra gente. La gente nace con la motivación intrínseca, la autoestima, la dignidad, la curiosidad por aprender, la alegría en el aprendizaje. Las fuerzas de la destrucción comienzan con los niños - un premio para el mejor disfraz de Halloween, las notas en la escuela, estrellas de oro - y así siguiendo hasta la universidad. En el trabajo, las personas, equipos, y las divisiones se clasifican, recompensa para la parte de arriba, castigo para los de abajo. La administración por objetivos, las cuotas, el pago de incentivos, planes de negocios, elaborados por separado, división por división, provoca una mayor pérdida, desconocida e incognoscible.
Hasta ahora, algunos de los cambios pequeños que hemos hecho con base a la Ley General de Electricidad y que al hacerlos pretendían grandes buenos resultados, siendo de otro modo aparentemente inofensivos ,han sido todo lo contrario porque han generado grandes malos resultados. Por ejemplo, estos tres, 1) dejar de pasar regularmente a tarifa aumentos que se compensarían con subsidios, 2) la idea del PRA para ahorrarse costos de medidores, 3) el Índice de Recuperación de Efectivo (CRI, siglas en inglés) que es una medida excesivamente simplista para administrar la crisis sistémica de grandes proporciones que sigue quebrando la nación.


El FMI de Febrero y Septiembre

p>28 Febrero 2012, 2:00 PM
El FMI de Febrero y Septiembre (original de eldia.com.do)
Escrito por: Frederich Bergés (frederichberges@gmail.com)

Nota: Esta versión del artículo las negritas son mías y ponen énfasis en el sector eléctrico.

Ya dijimos que el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que con tanto esfuerzo mantenía el país en los últimos meses, finalizaba en el mes de febrero, tal regalo de los enamorados.

Era demasiado previsible que ya metido de lleno en el calor de la campaña electoral, el partido de gobierno estuviera dispuesto a jugarse su popularidad frente a dos alternativas desagradables; todo ello causado por la displicencia con que se trata el tema eléctrico, y la falta de soluciones y voluntad de parte de los que pueden resolver esta calamidad.

Para mantener vigente, o prorrogar el acuerdo con el FMI, había que elevar la tarifa eléctrica, o aun más molestosa, cobrarle la electricidad a esa enorme masa que se burla con la evasión, o la subvaluación de su facturación. Cualquiera de las dos medidas tendría como objetivo reducir el creciente déficit financiero de la CDEEE. Ambas alternativas tendrían un enorme costo de popularidad.

El otro lado de este dilema sería un importante recorte y control de los gastos públicos para compensar el creciente déficit presupuestal. Esto se podría hacer recortando la empleomanía pública y reduciendo e imponiendo un techo a los gastos corrientes y de capital. Estas medidas también tendrían un gran peso político para los adeptos y favorecidos.

Pero resulta que después de febrero, vendrá septiembre, mes para el cual el país tendrá que tener ya negociado y en punto de implementación un nuevo acuerdo con el FMI, que tenga como objetivo provocar la confianza de los mercados. Esta confianza es indispensable para la obtención de nuevos recursos financieros y renegociar lo que será el agobiante peso de las deudas públicas actuales; internas y externas.

Así que amigo, despreocupase por el fin del acuerdo con el FMI en febrero y preocupase por el nuevo acuerdo en septiembre.