martes, enero 12, 2016

La solución para todos empezará quitando la cortina de hierro a la libertad de expresión.

¿Tendrá sentido un imaginado autogolpe de la democracia representativa al Pacto Eléctrico? Tal autogolpe tendría sentido si el problema de la democracia fuese solo local. Así los anti-sistema pudiesen mantener la cortina de hierro que favorece la importancia de las promesas electorales avaladas por los poderes internacionales y locales a base de la violencia legislativa y el dinero.




Pero, centrando la atención en la solución pro sistema para todos, generalicemos lo que aparece en la nota Como en el Pacto Eléctrico, llevemos el anti-sistema judicial "a donde sucede la magia," que se sugiere en repuesta a la noticia Zygmunt Bauman: “Las redes sociales son una trampa.” En dicha nota se sugiere que es una trampa de los anti-sistema que los pro sistema pueden y deben saltar con libertad de expresión.

Redactada por Ricardo de Querol para El País, en la que entrevista al destacado sabio, dice que él "detesta dar respuestas simples a cuestiones complejas," como sucede con las colaboraciones de calidad de este blog, que sugiere habilidades sociales que entendemos son para un mundo del que todos podemos y debemos ser ciudadanos globales. Esta es una de las respuestas de Zygmunt Bauman a una pregunta de Ricardo de Querol.
Lo que está pasando ahora, lo que podemos llamar la crisis de la democracia, es el colapso de la confianza. La creencia de que los líderes no solo son corruptos o estúpidos, sino que son incapaces. Para actuar se necesita poder: ser capaz de hacer cosas; y se necesita política: la habilidad de decidir qué cosas tienen que hacerse. La cuestión es que ese matrimonio entre poder y política en manos del Estado-nación se ha terminado. El poder se ha globalizado pero las políticas son tan locales como antes. La política tiene las manos cortadas. La gente ya no cree en el sistema democrático porque no cumple sus promesas. Es lo que está poniendo de manifiesto, por ejemplo, la crisis de la migración. El fenómeno es global, pero actuamos en términos parroquianos. Las instituciones democráticas no fueron diseñadas para manejar situaciones de interdependencia. La crisis contemporánea de la democracia es una crisis de las instituciones democráticas.
En otras de sus respuestas él dice:
El cambio de un partido por otro partido no va a resolver el problema. El problema hoy no es que los partidos sean los equivocados, sino que no controlan los instrumentos. Los problemas de los españoles no están confinados al territorio español, sino al globo. La presunción de que se puede resolver la situación desde dentro es errónea.
Al igual que las colaboraciones de cantidad del Pacto Eléctrico, que siguen la primacía de las partes, los votos de las elecciones carecen de sentido antes de que se organice la transformación profunda que se requiere bajo la primacía del todo. Es decir que esa cortina es internacional y puede verse como una botella de hierro que mantuvo dentro de ella un genio que se empezó a escapar en el Pacto Eléctrico por medio de colaboraciones de calidad distribuidas en las redes sociales, que ya han entrado y seguirán entrando a otros lugares.

Volvamos al principio de la nota Carta a Diario Libre: Hagamos que el problema sea de todos con libertad de expresión para conectar los puntos hacia atrás enfatizando la sociedad global. En los dos primeros  párrafos de la columna AM de Diario Libre El problema es de todos, que dio origen al texto inicial, agregamos ahora lo que dijo Inés Aizpún:
¿Cuál es el límite de la tolerancia? ¿Se puede ser tolerante con los intolerantes? Los asesinatos de Francia no son solo un ataque a la libertad de expresión. Son la guerra a una forma de entender la vida, la sociedad, la libertad, el pluralismo. La inteligencia. El ser humano.

Es la guerra a los logros occidentales en derechos humanos, libertad de pensamiento, de credo, de sexos, de expresión, de voto. Es el oscurantismo y la represión. Es el 11 de septiembre en Europa. Es la decisión de grupos fundamentalistas islámicos de destruir la sociedad en la que viven. Es la guerra contra la separación de los poderes, contra la civilización occidental.
Luego de transcurrido un año, podría decirse que ese límite de intolerancia ha escalado a niveles insospechados por dichos grupos destructores, que tienen una fuente creciente de seguidores que son fáciles de convencer y que se ha vuelto una guerra religiosa en el medio oriente con repercusiones globales. Los seguidores son convencidos por los referentes de la Edad Media que se anticiparon en el retorno del segundo al primero de tres escenarios divulgados en la Conferencia Magistral que dicté en la Academia de Ciencias de la República Dominicana el 25 de julio del 2012.

Mientras hace cerca de seis meses la “Tercera actualización” dice “Esta es una importante actualización de texto inicial que clama para que el problema sea de todos,” otro seis meses después hacemos esta otra importante actualización a la luz de los de la nueva “forma de entender la vida, la sociedad, la libertad, el pluralismo. La inteligencia. El ser humano,” que corresponde al tercer escenario, “Expectativas Elevadas,” que sugiere el anticipado nuevo orden mundial donde el problema es realmente de todos: un mundo interdependiente sin cortina de hierro a la libertad de expresión. Esas expectativas elevadas son las que se necesitan para desmontar la guerra religiosa al eliminar la corrupción sistémica internacional que impulsan los anti-sistema.

En la civilización sistémica se supera con la integración de poderes la separación de poderes que argumentó Inés Aizpún. Aunque puede requerir mucho trabajo lograrlo, esa integración se logra empezando con una declaración de interdependencia global en que los poderes sistémicos ejecutivo, legislativo y judicial reemplazan los anti-sistémicos para reforzarse mutuamente para impulsar el máximo bienestar social. España luce en estos momentos un candidato ideal para iniciar ese esfuerzo.

En el ejemplo del anti-sistema judicial se complementó la problemática del intento de transitar del segundo escenario “Tiempos Difíciles,” para regresar al primer escenario de “Continuidad,” como si el mundo no hubiera cambiado. Eso es lo que mantiene la humanidad en la modernidad líquida de Zygmunt Bauman que persigue la escalabilidad de la eficiencia en los anti-sistemas que mantiene al statu quo en la Zona de Comodidad dando como resultado peores resultados para todos.

Para ir “a donde sucede la magia” lo que hay que perseguir es la escalabilidad del aprendizaje donde necesitamos una masa crítica de los Servidores Líderes que se sugieren en la “Tercera actualización,” para desarrollar al menos una docena de negocios de exportación. Es así como se crearán los empleos dignos que necesitan los países. Esa es la razón principal por la que ese límite ha escalado y seguirá escalando si se mantiene la cortina de hierro.