Puede notarse que el cambio a la competitividad está muy ligado al desarrollo de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), donde las "partes interesadas" (stakeholders) y no solamente los dueños tienen incidencia en los resultados. Esa es la diferencia que destaca la competitividad sistémica, que se basa en la interdependencia. Cuando nuestros clientes exportan, nosotros exportamos. Si dejan de exportar, también nosotros. Es la idea detrás de la competitividad sistémica, cuando se incluyen también las actividades de "exportación" que hace el gobierno.
Nuestros empleados productivos ayudan a mejorar también las exportaciones. La organización Gallup ha encontrado con encuestas que menos del 30% de los empleados están activamente empeñados en sus puestos, casi la mitad de los empleados no están empeñados en sus puestos y el resto está activamente en contra del desempeño. El resultado es baja productividad. Ese no es (o era) el caso de la Toyota, donde hay más activamente empeñados y menos en contra del desempeño. La RSE es un instrumento que pretende convertirse en pre-requisito para hacer negocios competitivos.
Quiero concluir esta nota con el refrán que propuse en 1993 "productos o servicios excelentes, todos los interesados sonrientes." Espero que ahora al llegar el momento se pegue.
(c) José Antonio Vanderhorst Silverio, PhD. Nov 2005.
Semilla Orgánica del Grupo Millennium Hispaniola
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