sábado, junio 21, 2008

Cámara Americana de Comercio - De los Planes a la Acción

Listín Diario

Sábado 21 de Junio del 2008, actualizado 1:55 AM

CAMARA AMERICANA DE COMERCIO

De los planes a la acción

- 6/21/2008

El escenario energético mundial y sus repercusiones en el panorama nacional del sector eléctrico obligan a pasar sin más demoras de los planes a la acción. Durante los últimos años, la industria de energía ha experimentado las condiciones más complejas y particulares de las pasadas dos décadas. La demanda global de hidrocarburos ha crecido sostenidamente y los precios del petróleo y sus derivados han alcanzado récords históricos en términos nominales.

Según la Agencia Internacional de Energía, la demanda mundial energética crecerá a un ritmo cercano al 1.6 % anual hasta el año 2030. Los países en vías de desarrollo, y entre ellos principalmente China e India, se estima que contribuirán en más del 70% del crecimiento de la demanda anual debido a que sus economías y poblaciones crecen más rápidamente que el resto del mundo. Este incremento de la demanda en combustibles fósiles se destinará principalmente para generación de electricidad y transporte.

La demanda de energías primarias se vuelve cada vez más insensible a las variaciones de los precios del petróleo. Si el escenario actual de altos precios se mantiene en los próximos años, afectará aún más la situación macroeconómica de los países que son importadores netos, como el caso de la República Dominicana.

Especial preocupación produce el análisis de la matriz de combustibles del sector eléctrico dominicano, como motor del desarrollo y clave para lograr los niveles deseados de competitividad industrial y de calidad de vida para la población en general. Durante el 2007, el 47% de la energía eléctrica producida en el país se generó utilizando derivados del petróleo como el fuel oil números 2 y 6, lo que delata la gran dependencia que tiene el país de este tipo de combustibles líquidos.

A esta realidad se suma la problemática del alto porcentaje de pérdidas que registran las distribuidoras y la posposición de la aplicación de la ley de electricidad que tipifi ca al fraude eléctrico como un crimen. Todo esto en un entorno de precios al alza de los combustibles y una tarifa eléctrica con necesidad de ser transparentada y ajustada de manera objetiva y periódica. Las autoridades gubernamentales del sector eléctrico han publicitado por largo tiempo sus planes para el sector eléctrico que tocan aspectos como el suministro de energía, la gestión operativa de las distribuidoras, la calidad de servicio, la expansión del sistema de transmisión y de la capacidad de generación, así como la adecuación y actualización de la legislación y la defi nición de políticas y roles de una manera más clara y precisa.

La Cámara Americana de Comercio de la República Dominicana entiende que ha llegado el momento en que pasemos de los planes a la acción. El escenario mundial y nuestra realidad local lo demandan urgentemente. El país tiene buenos ejemplos de iniciativas exitosas de este tipo que se han verifi cado en el sector privado con resultados muy positivos para la nación.

Es el caso de inversiones de capital privado en centrales eléctricas a base de gas natural y carbón cuya generación actualmente representa un 38% del total de energía que se produce en el país. La instalación de una terminal de importación de gas natural líquido en Andrés, Boca Chica; la construcción de un gasoducto hasta la central Los Mina, la conversión a carbón de las unidades termoeléctricas Itabo I y II, así como la conclusión de la central Barahona carbón (que tenía un retraso de más de 10 años en su construcción mientras estuvo en manos del Estado) son muestras fehacientes del éxito de estos planes. Fuentes del sector indican que el impacto de estas inversiones en el sector eléctrico provenientes de capital privado multinacional representó sólo en el año 2007 un ahorro de más de 400 millones de dólares en la operación del sistema eléctrico nacional al utilizar combustibles más económicos.

Ahora bien, para que se concreticen nuevos proyectos similares es necesaria una férrea voluntad política para enfrentar el problema, claridad, estabilidad y respeto en las reglas del juego como garantía de las inversiones, así como un fortalecimiento de las instituciones del sector. Con estos elementos afi anzados, y la aplicación de los planes disponibles en el presente, tendremos respuestas adecuadas en distintos plazos.

En el corto plazo, el país podría tener resultados positivos de la lucha contra el fraude eléctrico, de la inclusión de las señales económicas adecuadas en los reglamentos de aplicación de la Ley de Incentivo a las Energías Renovables y tener mejoras importantes de los indicadores de las empresas distribuidoras. El robo de electricidad es sin duda la raíz de la problemática del sector al perderse 40% de la energía que se genera. Para lograr una mejora de este problema se deben aplicar de manera institucional acciones tangibles y radicales tendientes a reducir signifi cativamente las altas pérdidas de las distribuidoras de electricidad.

En el mediano plazo se debería concretar la conversión de las unidades de CESPM a gas natural, lo que garantizaría que en el 2010 la participación del petróleo en la matriz de combustible del sector eléctrico baje a un 35%, mientras que la del gas natural suba a un 32%. Para ello el sector privado tiene un rol fundamental ya que los recursos para la construcción del gasoducto que llevará el gas natural desde Boca Chica a San Pedro de Macorís así como la conversión propiamente dicha de la central, son de capital privado.

Para que en el largo plazo podamos contar con unidades de generación en base a carbón hay que considerar los tiempos de construcción y entrega de equipos de esta industria. Por lo que es necesario que de una vez por todas se concreticen los proyectos de manera transparente y que operen en régimen de competencia con los demás agentes del mercado eléctrico. A su vez, los primeros proyectos de energía renovable deberían estar en operación, independizando la producción de energía eléctrica del petróleo en un grado aún mayor.

En resumen, los retos que tiene en frente la República Dominicana en lo relativo a un abastecimiento de energía sufi ciente, confi able y a precios competitivos pueden ser enfrentados únicamente si se pasa desde ya de los planes a la acción, y las medidas concretas deben estar orientadas a incentivar la inversión privada y a fortalecer la institucionalidad del sector con miras a impulsar su desarrollo con una visión de largo plazo.