La visión de la industria eléctrica puede presentarse con dos componentes principales. Por un lado, negocios de la mercancía eléctrica, similares a la de cualquier otra industria, sin limitaciones de integración vertical, abarcando el mercadeo al por mayor y al detalle, desde la producción inicial hasta el consumidor final. Por el otro, concesiones reguladas de servicio público de transporte de dicha mercancía eléctrica, que facilitan el desarrollo de un mercado de la mercancía en sí. En suma, un arreglo institucional robusto, simple y familiar de comercio, pero con un monopolio especializado de transporte que tiene una característica especial que exige la coordinación de las plantas generadoras participantes al nivel de transmisión.
En el plan de acción se aclara que: (1) la función de mercadeo al detalle de la electricidad es absolutamente necesaria, alguien tiene que hacerla, bien sea el generador, un distribuidor o una empresa dedicada para satisfacer las necesidades de los consumidores; (2) varios consumidores alimentados por las mismas redes de distribución de bajo voltaje tendrán la posibilidad negociar contratos de servicio con detallistas distintos, lo cual ya está sucediendo en Inglaterra y los Estados Unidos de América; y (3) las competencias necesarias en el eventual negocio del mercadeo al detalle no las tiene nadie suficientemente desarrolladas todavía, haciendo el concepto muy atractivo para incursionar en él y vender los servicios a terceros eventualmente.
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