DECLARACION INTEC 2006 SOBRE EDUCACION
LA EDUCACION DEBE SER PRIORIDAD NACIONAL
La educación debe ser considerada parte esencial en la construcción de la sociedad dominicana y por lo tanto, una permanente prioridad nacional. No es un asunto sólo de docentes, ni un tema de debate ocasional; debe ser una preocupación constante de todos los ciudadanos y las ciudadanas. La educación, además de un derecho inherente, tiene que ser asumida como una responsabilidad de todos y todas, imprescindible para el desarrollo social, el crecimiento económico sostenible, y la competitividad.
Nos corresponde a todos y a todas priorizar la educación, aceptando la co-responsabilidad de sus resultados, y demandando del Estado y de las instituciones educativas el máximo esfuerzo para dar a la educación la importancia que se merece.
Se han realizado muchos esfuerzos y muchas inversiones para mejorar las condiciones educativas. Sin embargo, la realidad nos indica que no han sido suficientes, para el logro de los resultados esperados. Sería válido analizar las razones, y tomar las acciones necesarias para redireccionar la marcha.
La nueva economía ligada a la sociedad del conocimiento requiere de un capital humano sólidamente formado para que se incorpore innovadoramente a las tareas que nos esperan. No podemos cerrar la brecha digital sin tomar en consideración las brechas de aprendizajes básicos y de elaboraciones cognoscitivas esenciales. Si nos engañamos como sociedad, cada vez podremos entender menos los grandes males que afectan nuestra educación, y convertir la mediocridad en estándar. No podemos dejar que nuestras expectativas se disminuyan, ni perder nuestra capacidad de asombro ante la falta de compromiso con una mejor educación.
Los hombres y las mujeres dominicanos (as) han demostrado, tanto en el país, como en otras latitudes, su gran potencial y que sus capacidades, para desarrollarse, sólo requieren de condiciones favorables. Si no enfrentan el reto suficiente, no demostrarán de lo que son capaces. Los grandes talentos se desarrollan con mayor facilidad en condiciones de reto. Es necesario evitar como nación conformarnos con prácticas educativas cuestionables, con instituciones fáciles, y metas limitadas en el desarrollo de nuestras capacidades.
Entendemos el papel que la educación juega en la movilidad social y en el logro de mayor equidad. Con educación sin calidad, aumentamos el número de inamovibles sociales, perpetuando inequidades y contribuyendo a ahondar la otra gran brecha que nos amenaza, la que existe y se profundiza, entre los muy ricos y los muy pobres. No es un asunto de titular pobres, sino de educarlos con calidad. Los y las jóvenes dominicanos (as) todavía creen que por estudiar pueden salir de la pobreza; si frustramos a esa generación de jóvenes, será bien difícil enamorar a sus descendientes con la misma idea.
Apuntar hacia las soluciones incluye, además de las discusiones acerca del problema o el conocimiento de experiencias de otros países, el firme compromiso de todos y todas: El Estado, las instituciones e instancias, los ciudadanos y ciudadanas que conformamos este país. La primera solución que tenemos que plantear está dentro de cada uno de nosotros mismos, y tiene que ver con el valor que le damos a la educación.
Si la educación es aprendizaje, es también formación de valores para la convivencia ciudadana. Pero si distorsionamos lo sublime del gozo por aprender, si desvirtuamos la responsabilidad social de aprender como resultado de la dedicación al trabajo escolar y universitario, estamos eliminando de la acción educativa el elemento clave que permite el cultivo de valores humanos. La educación fácil, no retadora, la que evade el trabajo escolar serio, la que permite la copia, las instituciones que vienen a traernos nuevos espejismos de soluciones fáciles, no representan opciones. Para el cambio educativo que requerimos es necesario transformarnos nosotros mismos.
En la búsqueda de las soluciones tenemos que facilitar espacios creativos, asumir los compromisos que se deriven, garantizar la continuidad, y desarrollar las voluntades que apoyen las acciones políticas y los niveles de inversión requeridos, aunque sean heroicos. Reiteramos que la educación debe ser considerada parte esencial en la construcción de la sociedad dominicana y por lo tanto, una permanente prioridad nacional. Sin una educación sustancialmente mejorada, nuestro futuro nacional se oscurece.
Para lograr una educación que sea base del desarrollo del país y de las personas se requiere, al menos, estas decisiones y ejecutorias:
a) Continuar mejorando la cobertura y la permanencia, pero con mayor calidad, de manera que haya educación de calidad, para todos.
b) Mejorar sustancialmente la eficiencia y la eficacia en la gestión de los recursos, pero aumentando la inversión, empezando por cumplir con lo establecido en la vigente Ley General de Educación.
c) Cumplir las responsabilidades con la educación que corresponden a los diferentes actores involucrados, especialmente el cumplimiento del horario en los días laborables.
d) Demostrar con los hechos lo declarado en los discursos: la educación tiene que ser, verdaderamente, la gran prioridad nacional.
e) Asumir, a todos los niveles, que la evaluación que retroalimenta la eficacia de las acciones, no es una agresión sino una forma de conocer fortalezas y debilidades para consolidar las primeras, y superar las segundas.
INTEC se reitera como institución comprometida con la búsqueda continua de la excelencia educativa, espacio para discutir, analizar e investigar las alternativas de solución, en un empeño de todas y todos de construirnos como país educado y formado para alcanzar las metas de desarrollo. Esa es nuestra gran esperanza y el compromiso que desafiamos con la llegada de cada nuevo día.
A las maestras y maestros que hoy celebran su día, en especial a aquellos que asumen su tarea con vocación de servicio, conciencia de construcción de futuro y dedicación, nuestro reconocimiento y nuestra exhortación a que se sientan orgullosos por una labor realizada y a que sigan sembrando. A los maestros y maestras que todavía no han comprendido lo esencial de su labor y que no aportan todo su esfuerzo, una invitación a que se integren con entusiasmo a la función prioritaria que ejercen.
Al Estado, a las instituciones educativas, a la sociedad dominicana en general, a los padres y madres de los y las estudiantes, a los y las estudiantes, les invitamos a reconocer más la importancia de la labor magisterial, a felicitar y apoyar los que la asumen con dedicación, y asegurar que maestros y maestras se sientan reconocidos, valorados y retados en la misma dimensión que declaramos lo prioritario de su labor.
30 de junio de 2006