Esta es la contribución del GMH para el Foro Eléctrico.
El Editorial del periódico Hoy del 20 de septiembre, 2006, titulado Impostergable, sintetiza la crisis sistémica del sector eléctrico que padece la República Dominicana. Estamos viviendo la gran depresión eléctrica, similar a la gran depresión financiera de los años 30 del siglo pasado.
Aunque aparentemente sin relación a la crisis, la sección A.M. de Diario libre, de esta misma fecha, dice lo que subyace: "Los dominicanos nos sentamos frente a una computadora, nos conectamos al cable y sintonizamos noticias instantáneas, y utilizamos toda la tecnología que la vida moderna nos ofrece, pero no nos damos cuenta de que el mundo ha cambiado."
Lo que está sucediendo, tras bastidores, es la lucha de lo viejo contra lo nuevo. Eso fue exactamente lo que sucedió en la gran depresión financiera. El paradigma de la electricidad de la era industrial está dando paso a un nuevo paradigma de la era del conocimiento. La gran crisis da paso a las grandes oportunidades.
En la era industrial, la seguridad del suministro eléctrico se hace con base a costosas reservas (del lado de la oferta) que mantienen el sistema eléctrico funcionando y consumiendo combustibles ante cualquier contingencia a costos cada vez más elevados. Los dominicanos no hemos llegado, ni llegaremos, a ese ideal. Seguir insistiendo en ello es perder un tiempo precioso, porque es ir contra la corriente para mantener vivo un sector eléctrico quebrado (en la Zona Sin Beneficios).
En el paradigma de la era del conocimiento, el hilo conductor será la electricidad sin control de precios. La tecnología ya permite emplear los precios más eficientes en el tiempo y en el espacio, a costos de transacción cada vez más reducidos. Los clientes mismos tendrán la posibilidad de asegurar su suministro en un sistema integrado.
En el “Comentarios de Medios,” de esta misma fecha, Milton Tejada observa que: “El costo excesivo del suministro eléctrico, sumado al ineficiente servicio, constituyen el principal escollo para alcanzar la competitividad que requerimos con miras a enfrentar los retos que nos trae el libre comercio…Si, a pesar de esta situación, hemos crecido, es porque existen los milagros.”
No hay tal milagro; la República Dominicana funciona y crece porque las actividades económicas disponen de su propia seguridad de suministro de electricidad, que compran en un mercado completamente libre de soluciones individuales. La gran ineficiencia (y la gran oportunidad para aumentar la eficiencia) es porque la Ley no permite que esos recursos del lado de la demanda se coordinen con el sistema interconectado. Mi presentación en la Academia de Ciencias en marzo - "Electricidad Sin Control de Precios: elemento clave de una estrategia robusta para insertarnos en la globalización "- trató la estrategia que va con la corriente para posicionar el sector hacia la Zona Con Beneficios.
El hurto es un síntoma de un sistema defectuoso que surge del abuso y del caos que se origina con la fricción de ir contra la corriente. La corrupción, o la falta de transparencia, es un reflejo del río revuelto que surge de ir con fuerza en contra de la corriente... por lo que hay muchos pescadores que están ganando y mucho. La solución es reorientar y profundizar la reforma para desarrollar los recursos del lado de la demanda, de los cuales estamos mejor dotados que la gran mayoría de los países. La Ley General de Electricidad solamente permite desarrollar los costosos recursos del lado de la oferta para asegurar el servicio.
La gran crisis trae consigo grandes oportunidades de innovación. Reestructuremos el sector eléctrico para posicionarlo en la era del conocimiento. ¿Por qué seguimos perdiendo el tiempo haciendo caso a profetas seguidores de Adam Smith que están contra de los principios de ese genio? Desarrollemos los conocimientos que ofrece el Grupo Millennium Hispaniola y transformemos la República Dominicana y Haití en países desarrollados durante este siglo. El énfasis está en desarrollar los mercados de la base de la pirámide para insertar multinacionales de la Hispaniola en la economía global.
© 2006. José Antonio Vanderhorst Silverio, PhD
Propulsor de la Electricidad Sin Control de Precios
Semilla Orgánica del GMH
Actualizado a las 14:25, del 20 de septiembre, 2006.
miércoles, septiembre 20, 2006
Editorial Periódico Hoy: Impostergable
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha requerido a la República Dominicana que cumpla su compromiso de ejecutar las reformas institucionales y estructurales contenidas en el acuerdo stand by.
Esos compromisos por cumplir, según el FMI, son la aplicación de políticas que permitan consolidar las finanzas públicas, resolver el problema eléctrico y garantizar el sostenimiento de los logros alcanzados por medio del mismo acuerdo.
En muchos aspectos, el Gobierno dominicano ha sobrepasado con creces los topes disciplinarios programados por el Fondo y en varias oportunidades este organismo lo ha reconocido, elogiando el desempeño de las autoridades.
-II-
Entre los puntos cuyo cumplimiento exige el Fondo hay uno de alta influencia en la economía general del país pero que, contrario a otros aspectos en los cuales el Gobierno ha sacado calificaciones sobresalientes, muestra una tendencia hacia el agravamiento, en vez de hacia la solución.
La solución de los problemas del mercado eléctrico no ha formado parte del buen desempeño de las autoridades en la aplicación de las disciplinas pactadas con el FMI. Con o sin tutela de este gendarme financiero, el país ha debido ir modificando el modelo que ha servido de base para la capitalización del sector eléctrico.
Es un contraste absurdo que un país con una economía briosa como la nuestra, que ha logrado emerger en tiempo breve de las profundidades del descalabro hasta exhibir crecimiento, no pueda presentar avances en la búsqueda de soluciones para el grave problema del estratégico mercado eléctrico.
-III-
El afianzamiento de los logros en materia económica tendría mejores posibilidades si se lograra emprender la marcha hacia la eficacia técnica y administrativa del sector eléctrico, hacia la transparencia de sus costos, hacia la estabilidad de este servicio.
Inclusive, la consolidación de las finanzas enfrentaría menos obstáculos si las taras del mercado energético dejaran de ser un obstáculo que obliga al Estado a inflar los subsidios de la electricidad destinada a los usuarios "cadenciados", aún a contrapelo de las recomendaciones que ha hecho el FMI.
Es muy probable que la magnitud del problema eléctrico se encargue de erosionar los efectos benignos de los ajustes hechos a propósito del acuerdo stand by con el Fondo Monetario Internacional y que esto obligue a nuevas disciplinas.
Un paso impostergable, con o sin fiscalización del FMI, es el reemplazo gradual del modelo que ha definido las relaciones entre el Estado y el mercado eléctrico por un lado, y entre este último y los usuarios del servicio de suministro de electricidad. Persistir en mantener este modelo es colocar en serios riesgos las bonanzas logradas con las recetas del organismo internacional, en tiempos en que la eficiencia y la competitividad es la póliza de garantía de las economías.
Esos compromisos por cumplir, según el FMI, son la aplicación de políticas que permitan consolidar las finanzas públicas, resolver el problema eléctrico y garantizar el sostenimiento de los logros alcanzados por medio del mismo acuerdo.
En muchos aspectos, el Gobierno dominicano ha sobrepasado con creces los topes disciplinarios programados por el Fondo y en varias oportunidades este organismo lo ha reconocido, elogiando el desempeño de las autoridades.
-II-
Entre los puntos cuyo cumplimiento exige el Fondo hay uno de alta influencia en la economía general del país pero que, contrario a otros aspectos en los cuales el Gobierno ha sacado calificaciones sobresalientes, muestra una tendencia hacia el agravamiento, en vez de hacia la solución.
La solución de los problemas del mercado eléctrico no ha formado parte del buen desempeño de las autoridades en la aplicación de las disciplinas pactadas con el FMI. Con o sin tutela de este gendarme financiero, el país ha debido ir modificando el modelo que ha servido de base para la capitalización del sector eléctrico.
Es un contraste absurdo que un país con una economía briosa como la nuestra, que ha logrado emerger en tiempo breve de las profundidades del descalabro hasta exhibir crecimiento, no pueda presentar avances en la búsqueda de soluciones para el grave problema del estratégico mercado eléctrico.
-III-
El afianzamiento de los logros en materia económica tendría mejores posibilidades si se lograra emprender la marcha hacia la eficacia técnica y administrativa del sector eléctrico, hacia la transparencia de sus costos, hacia la estabilidad de este servicio.
Inclusive, la consolidación de las finanzas enfrentaría menos obstáculos si las taras del mercado energético dejaran de ser un obstáculo que obliga al Estado a inflar los subsidios de la electricidad destinada a los usuarios "cadenciados", aún a contrapelo de las recomendaciones que ha hecho el FMI.
Es muy probable que la magnitud del problema eléctrico se encargue de erosionar los efectos benignos de los ajustes hechos a propósito del acuerdo stand by con el Fondo Monetario Internacional y que esto obligue a nuevas disciplinas.
Un paso impostergable, con o sin fiscalización del FMI, es el reemplazo gradual del modelo que ha definido las relaciones entre el Estado y el mercado eléctrico por un lado, y entre este último y los usuarios del servicio de suministro de electricidad. Persistir en mantener este modelo es colocar en serios riesgos las bonanzas logradas con las recetas del organismo internacional, en tiempos en que la eficiencia y la competitividad es la póliza de garantía de las economías.
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