miércoles, octubre 08, 2014

Agenda para transformar la civilización en sistémica

"Como sucedió en la década de 1880, una coalición de reforma tiene que surgir que una grupos sin participación en el sistema actual. Pero el logro de la acción colectiva entre tales grupos de fuera es muy difícil; necesitan un liderazgo y una agenda clara, ninguno de los cuales está presente actualmente." -- Francis Fukuyama, América en decadencia.
Con mucho respeto al Dr. Fukuyama, creo que el liderazgo para transformar (más definido que reformar) va a surgir tan pronto se elabore y acoja dicha agenda, que sugiero está íntimamente relacionada con la civilización sistémica. Con un título más avanzado que el subtitulo “From the Industrial Revolution to the Globalization of Democracy (De la revolución industrial a la globalización de la democracia,” del libro de Fukuyama “Political Order and Political Decay (Orden político y decadencia política),” está nota encaja muy bien, por ejemplo, con la nota (un intento de agenda) Propuesta al G20 para impulsar la democracia directa, que (sin repetir sus hiperenlaces) se inicia así:
Esta propuesta, que representa un punto más de una avalancha de puntos, que se conectan entre sí, y que aparecen cada vez con mayor frecuencia, se hace en el marco del punto de la nota Replacing the Science of EcoNoMics with the System Profession of EcoIsOurs (Reemplazo de la Ciencia de la EcoNoMía con la Profesión de Sistemas EcoSiNuestra) que complementa el punto de la nota Why the Eurozone leaders must change their common sense first (Porqué los líderes de la Eurozona deben primero cambiar su sentido común). Dichas notas se amparan en la serie de puntos del trasfondo que se vienen conectando en la medida que ha venido emergiendo la civilización sistémica. Junto a este punto, esos dos puntos representan el estado del arte de dicha civilización que ahora se hace extensivo al G20 como una propuesta.
Sin embargo, debo aclarar que no he leído ese libro, sino el artículo de Fukuyama “America in Decay (América en decadencia),” en que el autor resume una parte de dicho libro y que considero más que suficiente. Como verán, puedo hacer esa consideración, porque mientras Fukuyama concentra su atención en aprender del pasado, yo he venido insistiendo que es también importante aprender del futuro emergente.

En efecto, al final de ese artículo, publicado en la Revista Foreign Affairs, más reciente, de septiembre-octubre del 2014, puedo aprender del pasado (usando traducción libre) para conocer que “… esta no es la primera vez que el sistema político de Estados Unidos se ha polarizado y vuelto indeciso... en las últimas décadas del siglo [19], no podía decidir si el país era una sociedad fundamentalmente agraria o una industrial.” Esto encaja perfectamente en lo que ya hemos aprendido del futuro emergente: necesitan entender que su sistema político necesita evolucionar al de una civilización fundamentalmente sistémica, que exige países organizados para ser interdependientes.

Es interesante notar que Fukuyama revela que el sistema político de la Eurozona se ha estado asemejando cada vez más al de los Estado Unidos, por lo que no es de extrañar que dicha Eurozona esté también en plena decadencia. Esa polarización e indecisión es el resultado de grupos de interés que mantienen un sistema político de países independientes en el que el dinero compra influencia. La solución es un sistema político en que gobierne la sabiduría en vez del dinero como sugiere, por ejemplo, la nota Un referéndum virtual: decir SI para reemplazar político mediocre con gran estadista, que en uno de sus párrafos dice:
Esa corrupción es impulsada en lugares donde el dinero gobierna, lo que lleva como consecuencia a los políticos mediocres a ser jefes de Estado. La alternativa propuesta es tener un mundo de países interdependientes, donde la sabiduría gobierna. La información fundamental de esta propuesta es que ahora es posible utilizar una actitud científica orientada a la acción que produce un nuevo sentido común para desarrollar tales estadistas como jefes de estado. La mejor apuesta para que eso ocurra se encuentra todavía en la Eurozona.