El problema eléctrico dominicano no es un problema de oferta. Es eminentemente un grandísimo desorden en el lado de la demanda. En ese desorden, los dominicanos poseen grandes recursos de corto plazo, pero que se encuentran altamente desintegrados y subdesarrollados. La aparición de nuevas tecnologías permite transformar ese problema en grandes oportunidades de mercado para desarrollar dichos recursos e integrarlos al sistema interconectado.
El Secretario de Hacienda, Vicente Bengoa, ha manifestado que la banca multilateral está condicionando sus aportes a invertir en obras en vez de aportar a los gastos generales. Las declaraciones del FMI apuntan al problema estructural del sector energía. Ambos conceptos se pueden unir para financiar el sector eléctrico debidamente reestructurado para impulsar inversiones.
Propongo que lo que necesitamos es una reestructuración del sector eléctrico que impulse la inversión de capital productivo de largo plazo. Esa restructuración impulsaría la competencia de mercado en el desarrollo de mecanismos de entrega de financiamiento en el desarrollo de los recursos de la demanda a corto y largo plazos, para integrarlos a la planificación, operación y control del sistema interconectado. El financiamiento serviría para dotar la demanda de elasticidad a corto y a largo plazos y así hacer competencia al aumento de generación.
De esta forma se buscaría el óptimo entre por un lado aumentar la oferta, que gasta recursos en la quema combustibles, y por el otro, reducir la demanda con la inversión en tecnología de eficiencia energética a corto y largo plazos, sin reducir los servicios energéticos a los clientes y consumidores.
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