Siempre se ha comentado que nuestro país carece de memoria histórica. Verdad o mentira, lo cierto es que con relativa frecuencia surgen razones para pensar que lo anterior no es una mera apreciación. Quizás en que nuestra idiosincracia como nación se enfoca más en el futuro. El peligro de esta actitud, sin embargo, estriba en el aserto que señala que quien no conoce su historia está sujeto a repetirla.
Hacemos la mención anterior para analizar el escándalo suscitado con respecto al aumento tarifario post-capitalización. Lo que recoge la prensa en estos días es que, aparentemente, la población dominicana estaba profundamente satisfecha con el precio y la calidad de suministro que le brindaba la estatal Corporación Dominicana de Electricidad. Esa es la impresión que se percibe a primera vista. Sin embargo, la realidad es otra, muy diferente a esta lectura en contrario.
De hecho, el problema de la sobrefacturación de la CDE es recurrente. Una revisión de las publicaciones periodísticas de fin de mes nos presenta las mismas quejas. Los industriales de Herrera dicen que están pagando el kilovatio a 15 centavos de dólar. Que la factura les aumentó en un 40%. Iguales señalamientos realizan los pequeños empresarios, de manera periódica...
...todo esto ha dado lugar a numerosas opiniones que catalogan la capitalización como un fracaso. No se ha permitido que el proceso pase por el acostumbrado período de prueba...La capitalización busca inyectar capitales de inversión. La reforma de la industria eléctrica tiene como objetivo generar competitividad y eficiencia en la industria eléctrica. Esta última establece las reglas de juego para que la capitalización pueda ser realizada.
...si se desea que la industria crezca y florezca de manera autosostenida, la tarifa debe ser la apropiada. El usuario preferiría la tarida más baja posible, y el empresario la más alta posible. En este sentido, la tarifa debe ser la más justa y racional. Debe garantizar el necesario balance entre el capital y el bien social....
En el caso dominicano, la tarifa vigente de la CDE no le garantiza un equilibrio financiero debido a su ineficiencia y al alto nivel de pérdidas no técnicas, robo, conexiones ilegales, etc. Esto obligaba al Estado a inyectarle mensualmente RD$205 millones. Pero de manera adicional, el Estado le cubría la deuda externa. Igualmente estaba pagando unos RD$45 millones adicionales por concepto de la compra de 170 megavatios en turbinas de gas que hoy nos permiten un alivio a los apagones.
¿Es posible desarrollar una industria eléctrica de manera autónoma, sin subsidios estatales de ningún tipo y sin permitir tarifas excesivas a los usuarios sin aplicar un adecuado sistema de ajustes o indexación tarifaria que mantenga a precios constantes su valor monetario? No solo no es posible, sino que en ningún lugar del mundo se concibe semejante anacronismo.
De todos modos esta es solo una batalla; y el tiempo está, afortunadamente, a nuestro favor. Arquímedes solicitaba un punto de apoyo para mover el mundo. Nosotros sólo queremos unos cuantos meses. En unos días habrá pasado el escarceo y la calentura y habremos de ver con más claridad los frutos de la reforma económica más trascendental de la vida nacional.
Estos son algunos párrafos de un trabajo, escrito el 25 de agosto de 1999, por Francisco Antonio Méndez y publicado en compilación de artículos "La capitalización: Datos, Cifras y Conceptos."
No hay comentarios:
Publicar un comentario