JOSÉ R. YUNÉN
Por múltiples razones, la sociedad dominicana está plagada de imperfecciones. Muchas de ellas se han agudizado en los últimos años haciéndolas más difícil enderezarlas, cuando no imposible; si aflora a los labios el complejo problema energético de la República Dominicana, escucharíamos de los munícipes, a nivel nacional, la euforia colectiva de que el país ha sido sumido por los anteriores y el presente gobierno en una cultura de irresponsabilidad.
Cada día, con mayor frecuencia, las empresas, los establecimientos, y los hogares reciben la tétrica y callada visita de los apagones que encienden sentimientos de rabiosas rebeldías, no tanto por la hora de comenzar, sino cómo acertar cuándo van a terminar. Esta nube negra mantiene la comunidad en una vivaz situación emocional que conduce a la fácil inducción de un estado patológico con el arrebato de la ira.
Los dominicanos poseemos una enorme capacidad para soportar las adversidades que históricamente hemos tenido por la acumulación de errores, de desidia y de ineptitud durante años, pero, ha llegado la hora de que se nos diga y explique cuanto ocurre en verdad, cuándo y cómo tendrá solución nuestro misterio energético. Lo que necesitamos es más administración y menos, mucho menos, política. Un país apagado no puede competir con nadie. Ojalá que el foro que recientemente acabamos de pasar, nos revele los planes de una solución definitiva.
Opinión transcrita del Listín Diario, del 1 de octubre, 2006.
No hay comentarios:
Publicar un comentario