La luz que recibimos es la más cara del mundo. La pagamos con pesos y apagones. El parque energético es tan obsoleto que a fuerza de un presente apagado nos ensombrece el futuro. El sistema eléctrico colapsó, porque el modelo escogido es insostenible financieramente. El país no puede darse el lujo de seguir gastando lo que podría invertir. La solución definitiva no puede hacerse esperar. Los dominicanos debemos empezar a discutir sobre el rediseño del sistema eléctrico con sentido de urgencia. El progreso nos será esquivo mientras este servicio público siga tan precario. El aumento de tarifa nada soluciona.
hfigueroa@diariolibre.com
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