El secretario de Economía y Planificación, Juan Temístocles Montás, ha sido consistente en sus consideraciones de que República Dominicana pudiera alcanzar el desarrollo en 30 años, un tiempo relativamente corto para los tiempos de una Nación.
Alcanzar el desarrollo en 30 años implica que la población iría registrando mejorías graduales que le permitirían ir sintiendo esos avances.
Sin embargo, la parte más importante debe quedar bien clara: alcanzar el desarrollo requiere de un plan claro y con metas definidas.
De lo contrario estaríamos simplemente ante una manifestación de buena voluntad.
Hay quienes plantean, con razón, que la educación debe ser el pilar de cualquier proyecto de desarrollo.
Ahora bien, cada día nos dan en la cara tres indicadores fehacientes del subdesarrollo que mientras permanezcan vigentes mantendrán al país anclados en el Tercer Mundo.
Servicio eléctrico óptimo, agua potable para toda la población y un transporte público organizado son factores distintivos entre una Nación estancada o en retroceso y una desarrollada o en vía de desarrollarse.
Definitivamente, en las tres materias República Dominicana ha reprobado y no se observan en el horizonte acciones reales para que en esos tres desafíos podamos decir: “prueba superada”.
Los apagones, la escasez de agua y el caos en el transporte se han constituido en tres anclas que impiden que el país pueda crear las riquezas y el bienestar que deben estar disponibles para una posterior repartición socialmente justa de la bonanza.
Editorial original del periódico El Día
No hay comentarios:
Publicar un comentario