Editorial del Grupo Millennium Hispaniola (GMH), una unidad todavía en formación. Preparado con la colaboración de algunos de los amigos del GMH.
Este editorial está abierto a la adhesión de todas las personas de buena voluntad interesadas en el progreso de Quisqueya, especialmente por asistentes al “Foro de Negocios e Inversión para la Reconstrucción y Desarrollo Económico Sostenible de Haití,” que se inició hoy lunes 26 y concluye mañana martes 27 de abril del 2010. Dicho foro se celebra en el Hotel Hilton de la ciudad de Santo Domingo.
Ejemplos de Innovación Desarrollista para Quisqueya en un Mundo Globalizado
26 de abril, 2010
Haití y la República Dominicana deben reconocer la existencia de tres tipos de sociedades que necesitan convivir armónicamente integradas, para que Quisqueya como un todo pueda progresar. Ambos países pueden beneficiarse grandemente, con, por ejemplo, una reestructuración del servicio eléctrico, acorde al Modelo Marco de la Electricidad Sin Control de Precios (EWPC-AF, siglas en inglés), que persigue el mínimo costo y/o el mayor valor agregado para el cliente individual. Disponible a quien la solicite, la “Propuesta de Colaboración con la CNE en la Elaboración del Plan Energético Nacional” (PEN), sometida en calidad personal y profesional, por el Dr. José Antonio Vanderhorst Silverio, a solicitud de la misma CNE, está diseñada para apoyar un proceso de desarrollo de la gente y de los negocios.
Consideremos, no obstante, la propuesta de la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (ANJE), “En Búsqueda del Mejoramiento del Sector Eléctrico,” que aparece en la página 17 A del Listín Diario del sábado 24 de abril, del 2010. Dicha propuesta, que ANJE entregó a la CNE, ofrece elementos de la sabiduría convencional muy valorados por muchos empresarios. La misma encajaría perfectamente en el PEN, si la sociedad dominicana (y también la haitiana) tuviese como un fin convertirse en una sociedad industrial. Es decir, detener el progreso hacia la sociedad de la información, que puede estar íntimamente vinculado a la solución del problema ambiental que debería aparecer en el PEN y que necesariamente corresponde también a Haití. En vez de una u otra sociedad, necesitamos impulsar al mismo tiempo las sociedades industrial y de la información.
En efecto, las cifras económicas divulgadas por el Banco Central indican todo lo contrario a la suposición de la sabiduría convencional. Vemos que los motores de la economía dominicana son en estos momentos los servicios de telecomunicaciones, el turismo, la banca. Esto no quiere decir que no necesitemos industrias; lo que necesitamos es buscar un equilibrio robusto con la oportunidad de interacción eficaz entre las sociedades existentes que permitan el desarrollo de Quisqueya. Para entender mejor un ejemplo de dicho equilibrio, sugiero leer la nota No Habrá Solución a la Crisis Eléctrica sin el Equilibrio Justo entre lo Factible, lo Viable y lo Deseable.
En realidad, querámoslo o no, en la oportunidad de interacción, tenemos una mezcla que puede aproximarse como si existieran tres sectores sociales dinámicos importantes conviviendo en la isla, en que participan mayormente las clases alta, media y baja. Puede decirse también que estas clases se corresponden aproximadamente con las aspiraciones de las sociedades de la información, de la industria y de la agricultura. Lo que necesitamos es organizarnos para facilitar el progreso de integración inter-social (en vez de la segregación multi-social) para no detener el proceso o peor aun retrasarlo.
La dinámica del progreso inter-social se podría entonces caracterizar como la de un movimiento desde la clase baja a la clase media y desde esta a la clase alta. Este movimiento se nutre, por ejemplo, con la Visión Compartida de Futuro del Grupo Millennium Hispaniola, que sugiere que "podemos empezar con una estrategia orientada al mercado global, centrada en el rejuvenecimiento de la educación, la electricidad y la salud, desplegando el potencial de las tecnologías de información y telecomunicaciones a esos sectores."
El atraso, por el contrario, tendría una dinámica inversa. Sin querer ser exacto, digo que en nuestro país, desde el fin de la dictadura de Trujillo hasta los años 80, podría decirse que hubo progreso. Desde entonces, a pesar del visible crecimiento económico experimentado, hemos sufrido un retraso en el desarrollo que es muy probable esté impulsado por el cambio que presagia un nuevo orden global. En cambio, en Haití, durante ese mismo lapso, percibo que, sumado al efecto desbastador del terremoto, el resultado neto ha sido de retraso.
Dentro de estas tres sociedades, puede decirse que conviven además de los tres tipos de clase, tres tipos de economía: la agraria, la industrial y la “experiencial” (de la experiencia), las cuales puede decirse también que responden a la jerarquía de necesidades de Maslow, en cuanto al desarrollo personal y económico. En la agraria, se espera resolver necesidades físicas fundamentales, como la alimentación; en la industrial, la seguridad, la aceptación social; y en la experiencial, que se corresponde con la sociedad de la información, impulsa una proposición superior de expectativas significativas y emocionantes que se corresponde con una sociedad afluente. Puede imaginarse fácilmente que dichas clases necesitan tres tipos diferentes de servicio eléctrico.
La economía experiencial, definida por Joseph Pine y James Gilmore, supone un cambio del consumo pasivo a la participación activa. Sin ninguna duda al respecto, hace mucho tiempo que los dominicanos afluentes dejamos de ser simples consumidores de electricidad, pasando a ser al mismo tiempo clientes en el mercado vibrante “Sálvese Quien Pueda (SQP),” de soluciones individuales, comprando plantas eléctricas e inversores, para poder satisfacer las expectativas de una sociedad afluente. Se trata de un servicio eléctrico de alto desempeño.
Es precisamente por la necesidad de diferenciar los tipos de servicio eléctrico que discrepamos respetuosamente de la óptica de ANJE, que afirma que “El fallo de la Reforma Eléctrica no tiene su origen en ella misma, sino en la carencia de una adecuada administración…” Al contrario, en el GMH hemos descubierto que el fallo del proceso se debe a la falta de un liderazgo transformador del sector.
Durante ese proceso, y sin una necesidad de un servicio tan sofisticado como el que requiere la sociedad afluente, que vemos, por ejemplo, en los polos turísticos aislados, una parte importante de la clase media ha podido participar también del mercado SQP. No obstante, a pesar de realizar dichas inversiones, la insistencia en un arreglo (que carece de sistema) basado en una Ley General de Electricidad (LGE) orientada a la economía industrial, con el ideal de ofrecer un servicio uniforme de precios medios, ha hecho que no se les puedan garantizar su seguridad de servicio eléctrico, a los que están ubicados en sectores con circuitos de muchos apagones.
Como hemos comprobado, esa LGE es incapaz de impulsar el máximo bienestar social por las barreras a la innovación que se logra con la reestructuración propuesta de precios diferenciados del EWPC-AF. Mientas la LGE impulsa un proceso incremental de aumento de eficiencia de nunca acabar, el EWPC-AF se concentra en la innovación para introducir un mercado que impulse grandes ahorros por coordinación.
Por un lado, dichos ahorros aprovechan una capacidad instalada de muy baja utilización en poder de la clase alta, que para satisfacer las normas de la LGE impide su integración al sistema interconectado. La baja capacidad de utilización es también el resultado de la política vigente para los circuitos de 24 horas. La existencia de un mercado basado en la EWPC-AF permitiría incentivar el diseño e inversión de innovaciones para, por ejemplo, integrar dicha capacidad ociosa al sistema interconectado, no solo aumentando su rentabilidad, sino abriendo el sector eléctrico local e internacional a dichas innovaciones con la generación de nuevos empleos y negocios con vocación para la exportación.
Por otro lado, la discriminación vigente, que asigna a los circuitos un número de horas de apagones en función de los cobros en dichos circuitos de clase media y baja, genera un importante subsidio cruzado (desconocido por la opinión pública) de seguridad de suministro a favor de la clase alta de parte de la clase media, asumiendo en términos generales que la clase baja recibe los subsidios conocidos. Al transparentar esos subsidios de seguridad de suministro, la economía experiencial se beneficia con una reestructuración del sector eléctrico basada en la EWPC-AF, que permite desarrollar microrredes integradas a la red que apoyen un servicio de electricidad perfecto, que no es factible bajo la LGE.
Para más detalles sobre las microrredes, pueden ver un Tweet de @PeferctPower, que dice: “Nice article! RT @gmh_upsa New: The “Genius” of the Macrogrid & Truly Fair #Microgrids #smartgrid.” Cabe indicar que “Perfect Power es la residencia en Twitter del Galvin Electricity Initiative, que dirige una campaña para crear un sistema de electricidad perfecta basado en las necesidades del consumidor.” Igualmente, gmh_upsa, es la residencia en Twitter del Grupo Millennium Hispaniola y su campaña de Un País Sin Apagones.
Finalmente, sugiero poner atención al eMail Enviado: ¿Llevará la Estrategia Nacional de Desarrollo a un Futuro Mejor?, para que en el país se consideren al menos dos escenarios: "... el de El Avestruz [que] depende de una política interna prioritaria para el progreso del país, mientras que en el Escenario de Los Gansos es la política exterior la que es prioritaria y que hace al país competitivo." Nuestra opinión es que hay que asegurar que en el PEN se asuma además del Escenario del El Avestruz, que enfatiza la economía industrial, al menos un segundo escenario acorde a la economía experiencial. La política exterior (no la interior) dicta la competitividad y también grandes cambios que se esperan con el medio ambiente (que puede influenciar el cambio del Escenario de El Avestruz al de Los Ganzos). El futuro mejor se percibirá con la mejor calidad de vida en la población.
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