domingo, mayo 12, 2013

Otra renegociación amistosa

En los últimos años los diferentes gobiernos han hecho promesas de que negociarían los contratos con los generadores. A la fecha ninguna de esas promesas se han cumplido a cabalidad. Cabe resaltar el gran impacto que esas promesas incumplidas han recibido del miedo a evitar un rompimiento de la valiosa amistad con la inversión extranjera.

Pero ese miedo frente a la inversión extranjera se superó en el caso de la reciente negociación con la Barrick Gold. Como en el caso del oro, debemos suponer que la identificación de una fuente de riqueza a repartir es la clave para realizar una negociación amistosa.

El acuerdo preliminar del gobierno con la Barrick Gold sienta por eso un importante precedente sobre como renegociar amistosamente los contratos con las empresas generadoras. El problema principal que dificulta tal negociación es que el mundo cambió y con ello desapareció la fuente de riqueza que entonces tenían los sectores eléctricos. Se hace necesario reorganizar la industria para encontrar otra fuente de riqueza

El problema es que la Ley General de Electricidad está orientada a la expansión de la generación que fue correcta hasta el año 1972, porque como los costos de operación eran baratos, no había incertidumbre para expandir el sector. Bajo las nuevas circunstancias a partir del 1972, con el Embargo de la OPEC, desapareció la fuente de riqueza que estaba en la economía de escala de generación en que se amparaba el monopolio de la industria verticalmente integrada y en la que también se amparan los contratos con los generadores privados. Es muy importante entender que la fuente de riqueza ya disponible requiere un cambio urgente y amistoso de esa ley.

Es así como en 1972 la industria entró en un espacio de pobreza. Una pobreza mucho peor que otros países, en el que la entrada de los generadores privados en 1989 hace que el resto del sistema se encuentre entonces en condiciones de mayor pobreza para los demás, al garantizarle un retorno muy bueno a la inversión a dichos generadores sin importantes riesgos, como los que el gobierno renegoció con la Barrick Gold.

Es la incertidumbre en los costos de operación a largo plazo que hace inviable que el Estado pueda garantizar esa recuperación de la inversión. Esa misma incertidumbre invalida también que el Estado pueda hacer esas inversiones a largo plazo a sus propios riesgos, que al final del día son los riesgos de los consumidores y de los contribuyentes.

La regulación por el Estado del monopolio de la industria verticalmente integrada se justificaba con que una empresa, pública o privada, expandía la industria con la obligación de servir a cada uno de los consumidores a cambio de un retorno a la inversión razonable. Esa justificación desapareció porque desde el mismo 1972 es mucho menos costoso que los consumidores asuman ellos mismos esa obligación a servir por medio del mercado que, por ejemplo, como expliqué en la entrevista que me hizo Darío Cuba en el Canal 19, Cinevisión el 24 de abril del 2013.

Es concentrando la atención en ese mercado que podemos y debemos desarrollar que está la fuente de riqueza y por supuesto la fuente para renegociar con los generadores privados. Lo que si seguiría haciendo el Estado es retener la regulación de la obligación a transportar la electricidad negociada en el mercado por medio de las redes eléctricas.


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