José P. Monegro, Subdirector del El Día, en su columna Andando nos trae, hoy 17 de octubre, 2006, el artículo “La Revolución Contra el Yugo Eléctrico,” en la que destaca la presión a que se ve sometida la clase media a consecuencia del caro y pésimo servicio de electricidad, cuando dice “… la minoría que representa la clase media sufre los apagones y se ve obligada a pagar la energía que se roban los más ricos y los más pobres. Recuerden que fue esa misma minoría la que motorizó las revoluciones de Francia, Estados Unidos y Rusia.”
Monegro se hace eco de la ilusión de Radhamés Segura, y sus seguidores, de que la renegociación de los contratos por sí sola puede producir resultados revolucionarios, cuando agrega que “si no se produce un cambio negociado que, al menos aligere el yugo eléctrico, se estaría propiciando el despertar de un monstruo que propicie una ruptura radical y hasta violenta del Estado de derecho en el sector eléctrico… Saldrían perdedoras las empresas privadas, el Gobierno y la mayoría que se roba la luz… Hablen claro y entiéndanse, pero el miércoles los que participarán en la reunión aquella deberían permanecer en sus asientos negociando hasta que salga ‘fumata blanca,’ porque nadie puede predecir quien hará la lista o manipulará la guillotina.”
Lo que se logre con la mejor negociación de precios y de plazos no será más que un alivio temporal: una solución sintomática. La crisis de electricidad es una crisis sistémica y sería un gran crimen agotar las pocas municiones que se tienen – en pago a los generadores - para posponer una crisis latente de mucha mayor proporción que generará “un monstruo que propicie una ruptura radical y hasta violenta del Estado de derecho en el sector eléctrico.” La crisis es sistémica, por lo que enfrentando el síntoma de los precios de generación no se va a resolver.
Toda la publicidad que se pueda generar de una “magnifica negociación” no llegará con suficiente intensidad al 16 de mayo del 2008. Es necesario introducir cambios profundos con visión de futuro, que permitan aprovechar todos los recursos disponibles para reducir el costo de los apagones, no tan solo el de las facturas. La credibilidad vendrá únicamente de compromiso con una profunda reforma del sector eléctrico, que cambie el sistema y asegure que la clase media y las PYMES tengan preservados sus derechos para comprar electricidad a precios consecuentes con su calidad en un mercado totalmente libre. Los clientes ya somos mayorcitos, por lo que se debe cerrar el capítulo en que una sola persona compre toda la electricidad del mercado regulado o negocie precios que nos sigan perjudicando.
La Revolución Eléctrica de la República Dominicana debe venir de las Pequeñas y Medianas Empresas y de la clase media para terminar la gran depresión eléctrica que estamos padeciendo. Solo así cambiará la tendencia de reducción de la clase media y el aumento de la pobreza. Los agentes del sector eléctrico saben muy bien que la renegociación de los contratos es insuficiente y que es necesario un cambio profundo del sistema que equilibre los derechos de las partes. La Electricidad Sin Control de Precios es ese sistema. Sumemos los esfuerzos entre todos para que la Revolución Eléctrica esté alineada con la Revolución del Conocimiento. Ir contra la corriente hacia restablecer la CDE es el camino equivocado. Bien lo dijo el Lic. Benito Juárez García: "El Respeto al Derecho Ajeno es la Paz."
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