Por José Antonio Vanderhorst Silverio, Ph.D.
Consultor Sistémico: Electricidad
Arquitecto de Sistemas de la EWPC
Semilla Orgánica del GMH
4 de marzo, 2009
© 2009. Todos los derechos reservados por José Antonio Vanderhorst Silverio
La dedicación en el libro “Spot Pricing of Electricity” dice en su segundo párrafo “Shortly before completion of this book Fred C. Schweppe, our friend, colleague and senior author died suddenly. Fred created spot pricing and proved, again, that “The forecast is always wrong!” En el modelo mental tradicional, de los que están dentro de la burbuja del orden vigente del sector eléctrico, que hace rato está por explotar, no cabe en lo más mínimo la idea de dejar de proyectar la demanda. En el orden emergente, que se puede decir que se inició en los años 80 con los trabajos de Schweppe y su equipo, no se justifica perder el tiempo, el esfuerzo, ni el dinero, en esos ejercicios.
El Editorial del GMH, publicado el 15 de septiembre, del 2006, con la nota Desarrollemos los Recursos del Lado de la Demanda y con Ello el País, es necesariamente de lectura obligatoria para comprender a cabalidad este artículo. Dicho editorial resalta las grandes oportunidades que tenemos los dominicanos al modificar el primer objetivo básico de la Ley General de Electricidad, que dicta: "Promover y garantizar la oportuna oferta de electricidad que requiera el desarrollo del país, en condiciones adecuadas de calidad, seguridad y continuidad, con el óptimo uso de recursos y la debida consideración de los aspectos ambientales."
Es evidente que se trata de un desarrollo de la oferta sin considerar el desarrollo de la demanda. El impacto de cambiar ese objetivo básico para considerar por igual el desarrollo de la demanda es transformacional, afectando radicalmente la propia ley y con ello las reglas del sector.
El Banco Mundial en su informe del año pasado “Financing Energy Efficiency: lessons from Brasil, China, India and beyond,” argumenta que existe un “vasto potencial de ahorro de energía que permanece sin realizar aunque los retornos financieros son elevados.” Comentan sobre la falta de un mecanismo eficaz de entrega de financiamiento a un número grande de pequeños proyectos esparcidos entre los consumidores. Ese mecanismo no es más que un importante nicho de modelo de negocios del desarrollo de los recursos de la demanda, que dicho sea de paso están altamente subdesarrollados en el mundo, pero no aquí en el país que simplemente están totalmente descoordinados en lo que se refiere a su potencial de eficiencia energética de corto plazo (respuesta de la demanda).
Un acontecimiento no menos importante que se desprende de lo anterior es la gran incertidumbre a futuro de la demanda, haciendo que su proyección deje mucho, pero mucho, que desear. Por eso una labor importante en el desarrollo de los recursos de la demanda, por parte de los detallistas de segunda generación (2GRs, siglas en inglés) es integrar la demanda a la planificación, operación y control del sistema interconectado. Tal integración ofrecerá grandes ahorros de coordinación por los excesos de inversión y en los costos de operación de parte de los consumidores en su autoabastecimiento.
Ahora bien y mucho más importante, la integración de la demanda al sistema interconectado, permite cambiar el proceso de contratación tradicional del sector. Para poder ejercer su derecho (que ahora no tienen porque no le compensan los apagones) a un servicio bajo las condiciones pactadas con los 2GRs, los clientes se convierten en sus principales activos para comprar electricidad en el mercado mayorista. Hagamos que los clientes sean los responsables de de proyectar sus propias demandas y asumir los riesgos de equivocarse.
Es así que en vez de adivinar, que es lo que se hace ahora hasta empleando asesores, los 2GRs desarrollarán modelos de negocios que le permitan también introducir suficiente elasticidad a su demanda en el mercado mayorista y estar en posibilidad de hacer compromisos económicos en sus proyecciones basadas en informaciones contractuales ciertas de los consumidores. Esos modelos de negocios hacen que los consumidores participen activamente en el proceso. Lo que se necesita entonces es una reforma impulsada por el consumidor, como aparece en el artículo EWPC Shared Vision: Consumer Driven Electricity System Reform.
Es así también como desaparece la necesidad del paternalismo de la Superintendencia de negociar tarifas a nombre de los consumidores que ya son mayorcitos. Es evidente que esto no ocurrirá de la noche a la mañana, por lo que el proceso de transición se podrá empezar primero con los clientes de los circuitos de 24 horas, los cuales podrán acceder a un servicio sin apagones arbitrarios.
Con reglas de juego claras y estables, como las que deben surgir de este planteamiento, la contratación de centrales de generación se queda en el sector privado y la división de los riesgos queda mejor distribuida entre los clientes, los 2GRs y los grandes generadores. Así se desacopla totalmente el presupuesto de la nación, con excepción de los subsidios focalizados que se asignen. No estoy en contra de centrales a gas, a carbón o eólicas. Estoy en contra de que el Estado asuma los riesgos de esas tecnologías, especialmente en la víspera de un nuevo protocolo post-Kioto que podría reeditar nuevas crisis IPPs.
Todo lo anterior nos lleva al concepto de la responsabilidad a servir, que subyace en el primer objetivo básico de la LGE, y que dicho sea de paso no logramos cumplir a cabalidad nunca en el país. Al consumidor hacerse responsable de sus necesidades, con la EWPC la responsabilidad pasa a ser la de transportar, que queda a cargo del servicio regulado de transporte a cambio de del peaje. Ese nuevo servicio integra la distribución física a la transmisión en las tres áreas, que hoy corresponden a las Edes, y que entonces corresponderá a las Empresas de Transporte de Electricidad (Etes). La diferencia entre la responsabilidad a servir y la responsabilidad a transportar quedará implantada en el contrato negociado entre el cliente y el 2GR que haya elegido libremente en el mercado.
Una primera propuesta de lo que podría ser el primer objetivo básico de la nueva Ley General de Electricidad es: "Promover y garantizar el oportuno transporte regulado de electricidad que requiera el mercado libre, en condiciones adecuadas de calidad, seguridad y continuidad, con el óptimo uso de recursos y la debida consideración de los aspectos ambientales." La clave de todo esto es que la proyección de la demanda es siempre equivocada.
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