En la primera parte del editorial del periódico Hoy del 30 de agosto, 2009, se presenta la cruda realidad del racionamiento irracional que producen los apagones. En el artículo El Reto de la CNE: los Onerosos Apagones Inducidos por la LGE y el CRI respondo como desarrollar el racionamiento racional que necesitamos y que al ser una necesidad global, en un mundo en que pasamos de la energía barata a la información barata, será una plataforma de desarrollo para el país. Este es el texto de esa primera parte:
Si algún símbolo de atraso se destaca en nuestra economía ese debe ser el de la deficiencia del suministro de electricidad. Ese, y no otro, es el mejor indicador de nuestra falta de competitividad en todos los órdenes. El primitivismo del servicio energético no sintoniza con los avances logrados en telecomunicaciones, tecnificación industrial y servicios médicos, por ejemplo. Probablemente no hay en el país un sector que supere el mercado eléctrico en cantidades de dinero absorbidas por concepto de subsidios y otras cargas para las finanzas públicas. Quizás no hay un bien más costoso y malo que la electricidad que se sirve a los usuarios.
Las deficiencias del servicio eléctrico representan una carga onerosa inigualable para la economía. Cubrir esas fallas provoca a la industria y el comercio gastos enormes en generación de electricidad por medios propios y dispara el monto de la factura petrolera. Cada apagón obliga a poner en marcha miles de plantas de todas las capacidades imaginables, la mayoría de pésimo rendimiento y altamente contaminantes. Cada kilovatio/hora de estas fuentes es oneroso para la economía general. Y aunque no lo parezca, la deficiencia del servicio aumenta la factura energética de miles de hogares y empresas que se abastecen con inversores que suministran menos energía que la que consumen para cargar sus baterías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario