Aunque mucha gente ya lo infiera, quiero dejar constancia de que mi mayor ambición es la que Collins y Hansen describen en su libro, Great by Choice (sobresaliente por elección), como de Nivel 5, de “… gente que canalizan su ego y su intensidad hacia algo mayor y más duradero que ellos mismos.” Collins agrega que “… no cabe duda que son ambiciosos, pero para un propósito que va más allá de ellos mismos, sea construyendo una empresa sobresaliente, cambiando el mundo, o logrando algún objeto sobresaliente que finalmente no es sobre ellos mismos.”
Sin embargo, no niego que, tarde o temprano, como sucede con los atletas, podría llegarme fama, dinero, poder o una combinación de los anteriores, como justa compensación por lo que subjetivamente entiendo es un gran esfuerzo intelectual y sacrificios familiares que he realizado por un mundo mejor, especialmente para la gente de la Hispaniola.
Este borrador, abierto a ser perfeccionado, es con la intención de socializar que sería un crimen lesa patria desaprovechar las grandes oportunidades que ofrece la crisis.
Mientras más eficiencia en el anti-sistema socio eléctrico, peores los resultados
La gran mayoría de la sociedad dominicana parece haber comprado la idea defectuosa de que con la voluntad de cumplir la Ley General de Electricidad es más que suficiente. Así entiendo lo consideran también los que dicen representar a los consumidores, cuando responden con una actitud conformista diciendo “… que se aplique la que hay, que nunca lo han hecho.”
El problema es que la trampa de la ley eléctrica está diseñada bajo la obsoleta garantía de la energía barata. Además, con la gerencia de día a día se sigue dando prioridad al mercado mayorista, posponiendo reiteradamente por más de 12 años necesidades urgentes de los clientes (ahora regulados) que se resuelven con la competencia a corto plazo. Esta competencia introduce un círculo virtuoso en que se refuerzan mutuamente los mercados minorista y mayorista.
Espero que este artículo ayude a cambiar la actitud conformista de mucha gente, pero especialmente, los representantes de los consumidores que parecen limitarse a declaraciones sin mayores consecuencias que afecten positivamente la realidad de sus representados. Esas declaraciones, por ejemplo, informan de tiempo en tiempo: la deuda que inducen los apagones; exigen la competencia a largo plazo entre generadores, como obliga la ley, basada en la defectuosa suposición de la energía barata.
Desde el punto de vista sistémico, los modelos mentales de los administradores y los representantes de los consumidores son parte integral del sistema o antisistema, según corresponda. Veremos aquí como la ley eléctrica vigente permite exhibir una mayor eficiencia en el mercado mayorista, resultando mucho peor para El anti-sistema socio-eléctrico del conjunto.
En un mundo en que desapareció la garantía de la energía barata, la ilusión engañosa de esa garantía incrementa las ganancias privadas del mercado mayorista al tiempo que aumenta muchísimo más las pérdidas socializadas del mercado minorista, que necesariamente incluye la destrucción de valor que ocasionan los apagones. Cabe indicar que aun cumpliendo la disposición que compensa a los consumidores prevista en la ley, la situación seguiría siendo muy desventajosa para el mercado minorista.
La desventaja anterior es el resultado de una compensación promedio que no refleja el valor de la electricidad en el corto plazo. Eso es especialmente problemático en un mundo basado en la garantía de la información barata porque bloquea la oportunidad de tomar en cuenta el precio real de mercado, que incentivaría diseños innovadores con potencial de exportación.
Uno de los logros más importantes que ha exhibido el sector eléctrico ha sido la reducción de los apagones generales. Las ganancias de ese logro son exclusivamente del mercado mayorista, ya que para lograrlo se transfiere una parte substancial del muy costoso riesgo de falla del anti-sistema al mercado minorista, dando apagones a diestra y siniestra en el mercado minorista, amparados, por ejemplo, en la defectuosa y abusiva receta del CRI que indirectamente reduce de forma ficticia el precio mayorista, sin tomar en cuenta la gigantesca destrucción de valor a los clientes y a la sociedad.
La reducción arbitraria con un tope al precio mayorista, amparada también en la referida ilusión, hace que una parte substancial del subsidio que se le factura al gobierno se lo apropie el mercado mayorista. En la medida que se aumenta la eficiencia en el anti-sistema, mayor es el subsidio a dicho mercado.
El mercado mayorista se beneficia de dos clases generales de subsidio. El bien conocido subsidio que paga el gobierno con el presupuesto y también, de tiempo en tiempo, con aumentos significativos de la deuda externa. El otro subsidio es el que ofrecen los consumidores del mercado minorista al mercado mayorista y que destruye con los apagones una inmensa cantidad de valor económico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario