Aunque no para los aspectos estructurales del sector eléctrico, hay un espacio en que puede ayudar un consenso proveniente del Consejo Económico, Social e Institucional (CESI): hacer que los subsidios del sector eléctrico dejen de ser el medio para mantener la estabilidad política del país, como se explica en la nota Una propuesta políticamente estable para modernizar el sector eléctrico que también confirma los aspectos estructurales que se necesitan. El costo extraordinario del subsidio ha hecho, que al concluir las deliberaciones del primer seguimiento posterior a un programa con el país, el Directorio Ejecutivo del FMI haya hecho “hincapié en la necesidad de reformar el sector eléctrico para limitar su carga en el presupuesto.”
Es importante recalcar la imposibilidad que tiene el CESI para definir los aspectos estructurales del sector. Mark Maier, en la tercera edición del libro The Art of Systems Architecting (El Arte de la Aquitecturía de Sistemas) confirma la idea de que “Las arquitecturas sobresalientes son el producto de una sola mente o de un equipo muy pequeño, cuidadosamente estructurado,” lo que es todo lo contrario a la composición del CESI. Es ese tipo de ideas lo que permite modernizar el sector eléctrico.
Con las actuales reglas de juego del sector eléctrico no hay forma de medir el subsidio que reciben los clientes y consumidores. Asimismo, tampoco les llegan las señales reales de precios que los incentive a invertir para reducir la demanda o en autoproducción cuando les convenga, porque la actual Ley General de Electricidad 125-01 está diseñada solamente para sugerir aumentos de generación del Sistema Eléctrico Nacional Interconectado (SENI).
Esa situación se debe a un consenso equivocado que el FMI no ha considerado y es el que mantiene un mercado incompleto de ofertas, sin que se tome en cuenta la necesidad de desarrollar un mercado minorista de electricidad para que pueda introducirse la competencia y el aumento de la elasticidad precio de la demanda. Para poder limitar el subsidio a su mínima expresión, es absolutamente necesario dejar de promediar los precios, es decir, que es necesario eliminar las tarifas, y también la discriminación a que son sometidos los clientes regulados, ya que dichas tarifas inducen a importantes subsidios cruzados durante las horas del mes desde los consumidores regulados a los clientes no regulados.
En vez de una simple reforma para subir los precios a los consumidores regulados, amparada en la defectuosa Ley 125-01, su reglamento de aplicación y sus resoluciones, que por su baja transparencia inducen a la corrupción, es necesaria una nueva arquitectura, que permita modernizar el sector al diseñar una nueva Ley General de Electricidad, que minimice la intervención arbitraria, aumente grandemente la transparencia y al mismo tiempo abra la competencia entre el SENI y el autoabastecimiento de todos los consumidores en cada momento, por ejemplo, cada hora. Una hoja de ruta tendría que ser acordada, en combinación con el CESI para llegar al balance equilibrado para el sector público no financiero a finales de 2016, haciendo progresos importantes año tras año en la reducción de la carga en el presupuesto.
Es solo permitiendo la competencia entre los aumentos de generación en el SENI con la reducción de la demanda del SENI (no de los clientes grandes y pequeños) vía el autoabastecimiento (incluyendo la inversión en eficiencia energética) bajo las mismas condiciones fiscales, por ejemplo, en los precios de los combustibles, que se podrá limitar la carga en el presupuesto. Esa fue precisamente la intención de lo que sugerí en mayo del 2011 antes de la llegada del FMI en el artículo Desconectemos el sector eléctrico del presupuesto, donde propuse por primera vez “cambiar de modelo al de la Electricidad Con Valor Agregado (ECVA).”
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