martes, febrero 05, 2008

Detengamos el Hurto y Aumentemos el Bienestar Social

De acuerdo a mi querido amigo, el destacado periodista Don Mario Rivadulla, con quien me han unido lazos de trabajo y amistad de muy largo tiempo, con su artículo Detengamos el robo energético, John Heath “puso el dedo sobre la llaga del problema nodal.” Heath opina que el problema nodal “es el fraude eléctrico, el robo de energía, destacando que al presente todavía las distribuidoras apenas logran cobrar el 60 por ciento de la que sirven, cuando el mínimo de cobranza necesario para garantizar un servicio razonable está en el rango de entre el 85 y el 90 por ciento.”

La opinión de Heath es correcta si de lo que se trata es mantener el ineficiente y obsoleto sistema actual, así como garantizar la sostenibilidad de las inversiones de los agentes del mercado eléctrico con base a la modificación de la Ley General de Electricidad. En mi artículo HOY ECONOMÍA - El hurto no es el problema, explico que el problema nodal es estructural. En particular, uno de los elementos estructurales defectuosos es precisamente la distribuidora y su ineficiente modelo de negocios que no está diseñado para servir al público y que invita a los subsidios del gobierno. También explico que la solución es emergente.

En el tercer considerando de la Ley General de Electricidad original se destacaba “Que a partir de la década del 70, diversos factores combinados determinaron una profunda y sostenida crisis en el suministro de electricidad debido a elevados incrementos en los precios del petróleo y derivados, principal fuente energética del país, insuficiente capacidad de generación instalada y excesivas pérdidas en los sistemas de transmisión y distribución.” Es evidente, que el mayor problema de tales pérdidas de distribución, en las que el hurto es el principal elemento, no ha podido ser enfrentado por las distribuidoras capitalizadas por defectos en el sistema previstos en la ley. Para mayores detalles, sugerimos ver también la nota El Hurto NO es el Problema Parte 2.

Si de lo que se trata es la sostenibilidad del sector completo para ofrecer el máximo bienestar social, incluyendo también las inversiones de los clientes, la opinión del Heath es incorrecta a la luz de los nuevos descubrimientos en la materia. El cambio estructural, que requiere una nueva Ley de Electricidad, pondría detallistas de electricidad a competir unos con otros, garantizando no solo detener el robo energético más rápidamente y de forma definitiva al ofrecer un servicio con calidad a cada cliente individual, sino crear nuevas oportunidades de negocios y empleos con elevado potencial de exportación.



2 comentarios:

Luis H. Arthur dijo...

Apreciado Amigo, Profesor y Maestro:
Esboza ud. una vez más el tema con claridad meridiana,poniendo de manifiesto que la fiebre no está en la sábana, además de la medicina para combatirla.
Posiblemente el amigo Mario Rivadulla, no sea más que el eco de una preocupación común (El robo de energía), que sin dejar de ser importante, no es lo más importante en el problema.Quizás el amigo Mario,penetra sin saberlo,haciéndose intelectualmente digno de nuestras perplejidades como única vía de empezar a superarla: el problema es complejo, como compleja y sistémica su solución.

Con afecto de siempre

Ing. César féliz, MSEE.

José Antonio Vanderhorst-Silverio dijo...

Muchas gracias César por tu atento mensaje de apoyo.

Posterior a esa nota redacté la nota El Genio de la Y: Sostenibilidad y Bienestar Social, que amplía las oportunidades latentes.

Debería estar claro también que el GMH lo que sostiene es que deberíamos darnos a nosotros mismos la oportunidad de insertar eventualmente empresas detallistas dominicanas en el mercado global.

El pensamiento mecánico se concentra en la causa y el efecto, generando efectos secundarios que cobran vigencia posteriormente. Uno de ellos, por ejemplo, es el aumento de la pobreza, por la reducción del tamaño del pastel económico si se logra, que lo dudo, reducir el hurto grandemente sin ofrecer la calidad que se requiere.

Esperemos que la gente empiece a cobrar conciencia.

Con igual afecto,

José Antonio