lunes, enero 05, 2009

¿Tasa de Cambio Competitiva? con Transparencia Sector Eléctrico

Yo no soy economista profesional, pero tengo una buena experiencia en el pensamiento sistémico que es lo que se necesita para este cambio de época. Esa experiencia me ayuda a generar la hipótesis de que necesitamos desarrollar y vincular una vibrante microeconomía emergente con la macroeconomía, para evitar que una tasa de cambio competitiva nos lleve al colapso de la economía. La microeconomía emergente trae consigo modelos de negocio innovadores y transparentes que reemplazan aquellos corrompidos por el paso del tiempo de la vieja economía. Invito a los economistas a estudiar, criticar y mejorar esta propuesta, para llevarla al Congreso Nacional y a la primera reunión del Comité Presidencial para el Fortalecimiento del Sector Eléctrico.

The Wall Street Journal Americas, publica hoy, en la víspera del día de los Santos Reyes del 2009, un reportaje de Jeff D. Opdyke, titulado “Tres inversionistas que predijeron la crisis vuelven a sonar la alarma.” El subtitulo dice que “creen que lo peor aún no ha pasado. Prevén un alza de la inflación y una prolongada caída del consumo.”

Esas creencias son signos indiscutibles de un orden emergente, como sucedió en la gran depresión de los años 30 del siglo pasado, cuando, según la reconocida investigadora, Dra. Carlota Pérez, se pasó de la época del acero y la ingeniería pesada (la tercera revolución tecnológica) a la época del petróleo, el automóvil y la producción en masa (la cuarta revolución tecnológica). De acuerdo a la Dra. Pérez, el orden emergente actual, la época de la informática y las telecomunicaciones (la quinta revolución tecnológica), hace que “esas nuevas tecnología provean el potencial para modernizar toda la estructura productiva y para elevar el nivel general de productividad y calidad a una meseta más elevada.”

A los inversionistas, Jeremy Grantham, Bob Rodríguez y Peter Schiff, “les inquieta que el gasto público en planes de rescate y estímulo preserve modelos de negocios inviables que aumenten la probabilidad de una nueva catástrofe.” Eso es precisamente lo que hemos estado haciendo en el sector eléctrico dominicano para preservar el inviable modelo de negocio del control de precio, típico de la cuarta revolución tecnológica - el status quo - que se caracteriza en nuestro país por una transparencia mucho más baja que en otros países, en sus dos principales variantes, la CDE y la capitalización. Un criterio de elevada importancia es “no ir en contra de las fuerzas del mercado.” Pero eso es precisamente lo que se pretende con el modelo de negocio del control de precios. La EWPC está diseñada para lograr un equilibrio virtuoso entre la regulación y el mercado.

En ese sentido, he llegado a la conclusión que aparece en la nota Capitalización y Acuerdo de Madrid son Distracciones, que hace que estemos preocupados sin necesidad por esas polaridades. Además, ambos descansan en el modelo de negocio del control de precios en el mercado minorista de la cuarta revolución. El Congreso Nacional debe evitar esas dos distracciones en sus planes para revisar los contratos del sector, para tomar en cuenta el consejo que aparece en el artículo que me publicó el periódico el Caribe Renegociar con Visión de Futuro, porque con esa visión se introduce la competencia entre modelos de negocios innovadores de la quinta revolución.

“A Grantham le preocupa que se produzca una ola de ‘devaluaciones competitivas,’ donde cada país trate de incentivar su economía devaluando su moneda. Una divisa débil puede impulsar las exportaciones, pero también aumentar la inflación.” Con una macroeconomía dominicana cada vez más desvinculada de la microeconomía, la presión de los sectores productivos por hacer que la tasa de cambio suba para hacerse competitiva será mucho mayor si se mantiene el barril sin fondo del sector eléctrico. Al contrario, con los modelos de negocios innovadores de la EWPC, los grandes ahorros por coordinación que se destacan en el artículo Introducción a la Economía de los Servicios Eléctricos, le servirán al Estado Dominicano de un gran ejemplo de cómo vincular mucho mejor la microeconomía con la macroeconomía, al tiempo que reactiva de forma real toda la economía.

Para Rodríguez, “[S]u mayor preocupación, les dijo recientemente a sus accionistas, no son los próximos dos años, sino ‘el período de tres a diez años’ que estaría marcado por la inflación y un crecimiento del PIB que no superará el 2% anual.” Por nuestra gran interdependencia con los Estados Unidos, esa preocupación debe ser mucho mayor para nosotros. Al respecto, podemos introducir los consejos que he dado para implantar la transformación cultural que es políticamente correcta en el orden emergente y que aparece en la nota Lectura Obligada: Innovación Institucional Emergente.

Vale destacar que esa transformación hacia la innovación institucional ayudará a reducir grandemente la corrupción si nos comprometemos a hacerlo. De acuerdo al Informe de Competitividad Global del Foro Económico Mundial, del 2008-2009, con una quinta de todas las respuestas, la corrupción con 19.7% es el factor más problemático para hacer negocios del país, muy por encima de las tasas de impuestos con 14.8%. Los tres siguientes factores, la inadecuada educación de la fuerza laboral, las regulaciones de los impuestos y la ineficiente burocracia del gobierno, tienen cerca de 10%.

Una tasa de cambio competitiva, sin una economía real que aumente la riqueza y también reduzca la pobreza, nos llevará al colapso. Como la corrupción es la otra cara de la transparencia, la transformación a un sector eléctrico altamente transparente contribuirá grandemente a la competitividad del país.


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