miércoles, octubre 05, 2005

Dialoguemos: La Comercialización no es Complicada

 
Esta es parte de la Respuesta del Dr. Carlos Rufin  que me envió antes de iniciar su segundo trabajo para la sostenibilidad del sector eléctrico. Es la razón principal para apoyar lo más pronto posiblible el inicio de La Tarea Pendiente.  Dijo el Dr. Rufin el 11 de septiembre del 2003:

La comercialización de energía eléctrica es menos complicada de lo que mucha gente en el sector cree--a mi juicio, lo más importante es crear los mecanismos regulatorios adecuados para que el pequeño consumidor no sea negativamente afectado por su falta de conocimientos sobre un producto novedoso como puede ser el suministro de energía eléctrica a precios que pueden variar mucho en el tiempo. Estoy muy interesado en desarrollar criterios regulatorios que protejan al pequeño consumidor sin ser excesivamente complejos de poner en práctica. Creo que el modelo a seguir es el de la regulación financiera, exigiendo a las empresas suministradoras la solvencia financiera para cumplir sus compromisos, pero también asegurando que los contratos de suministro no exponen al consumidor a una volatilidad que no puedan asumir. Adicionalmente, en países como la República Dominicana hay que afrontar el suministro a las capas de la población con bajos recursos, evitando como Ud. bien advierte el crear incentivos para el desplifarro de energía y recursos.

También apoyo totalmente su propuesta de involucrar al capital nacional en estas iniciativas. De hecho, estoy convencido que no sólo la comercialización, sino la distribución de energía están al alcance de las empresas de países en desarrollo en cuanto a requisitos financieros. Y por ser éstos los sectores que más "dan la cara" al consumidor y más visibilidad tienen, el ponerlos en manos de empresarios locales, que conocen el país, que saben relacionarse con la gente del país, puede ser una clave para resolver algunos de los problemas del sector, como por ejemplo la insistencia de las empresas extranjeras de "indexar" las tarifas al cambio de la moneda porque sus financieros y accionistas exigen "moneda dura".

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