LIDERAZGO SISTÉMICO
¿Electricidad un problema político?
¿Electricidad un problema político?
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JOSÉ ANTONIO VANDERHORST-SILVERIO
Consultor Sistémico
Sobre mí
Diseñador del Modelo Marco de la Electricidad Con Valor Agregado. Miembro de la Academia de Ciencias de la República Dominicana. Miembro Vitalicio Senior del IEEE
La crisis de la electricidad nace de hacerlo un problema político. Sin saberlo, los indignados dominicanos quisieran una solución mixta basada en el gobierno de la institución del mercado para los bienes privados con que se comercializaría de forma competitiva la electricidad y en el gobierno de la institución del Estado para los bienes públicos que transportan dicha electricidad por las redes de transmisión y distribución.
Esa solución mixta en la que la electricidad deja de ser un problema político también satisface a los indignados de otros países, por ejemplo, Grecia, España, Portugal, que verán satisfechas sus demandas, con sistemas similares, en otros sectores de la economía, donde la orientación al regulador se cambia a la orientación al cliente para los bienes privados acorde con la civilización del nuevo orden económico.
Esa solución de mercado desarma la discordia del paquetazo, creando las condiciones para reducir con la mayor brevedad el excesivo monto del presupuesto. Así se reduce presión social y la posibilidad de una tragedia que podría tener efectos insospechados.
La sugerencia es concentrar la atención en que el sector público deje de ejercer la comercialización de electricidad que pasaría a ser la sola responsabilidad total del sector privado. Es decir, separar de la reforma fiscal ese componente grande que no se justifica que esté en manos del Estado y que a su vez mejore la posición del país frente a la inversión local y extranjera a largo plazo.
La misión del FMI sugirió seguir ejecutándole varias reformas desintegradas en dicho sector. Dichas reformas han venido haciéndose sin lograr los resultados esperados desde el año 2000, comprobando la falsa idea de que el Estado puede resolver la crisis eléctrica. Estimo que no hay tiempo para investigar ningún otro sector de suficiente magnitud que esté listo para ser separado del paquetazo.
He venido argumentando que la reforma que se necesita realizar es integral para resolver la excesivamente prolongada crisis sistémica en el sector eléctrico, desconectándolo del presupuesto. Se ha mencionado también la falsa idea del fracaso del sector privado y que la solución debe venir del Estado por ser el único que puede ofrecer una solución colectiva.
Ambas ideas son falsas. La reestructuración de los mal llamados “mercado eléctricos” intervenidos por el Estado con una orientación al regulador es un vil engaño que se ha esparcido por gran parte del mundo para proteger los intereses de las decadentes empresas eléctricas y que han metido al país en un laberinto. Ese engaño ha impedido que la industria eléctrica global aumente su competitividad al abrirla a la innovación. Es ese engaño que mantiene la electricidad como un problema político. Necesitamos una electricidad sin compañías políticas.
En adición al fracaso ya comprobado, la idea de que solo el Estado puede ofrecer una solución colectiva es igualmente falsa. Con el cambio de modelo de la Ley General de Electricidad, por ejemplo, con base a la arquitectura minimalista de la Electricidad Con valor Agregado, se ofrece una solución colectiva e inclusiva con el propósito de lograr el máximo bienestar social, basada en la institución de mercado que los clientes y consumidores no están esperando, pero que les encantará. Es así como se elimina el problema político y se generan amplias oportunidades de desarrollo, para impulsar una competencia de modelos de negocios que implanten una solución colectiva con un ecosistema de desarrollo alrededor del mismo.
Dicha solución tiene como futuro el desarrollo de la institución orientada al cliente del mercado eléctrico inteligente. Es una solución sin precedentes que nunca se ha hecho y que ningún gobierno es capaz de realizar. Por ejemplo, aunque Brasil nos aventaja en casi todos los renglones de desarrollo, ¿El Acuerdo de Brasil? explica que nosotros estamos más avanzados en la electricidad orientada al cliente, que requiere de la innovación que genera los emprendedores del sector privado.
El Estado lo único que tiene que hacer es implantar reglas claras y transparentes, tanto para la legislación, como para desprenderse de los activos que posee. La generación de ingresos por la venta de los activos, por ejemplo, en EgeHaina, EgeItabo, EdeNorte, Edesur, EdeEste y la ETED, luego de que se reestructure el sector, para que todas las transacciones sean entre privados, permitirá desconectar el presupuesto del sector eléctrico.
Esa solución mixta en la que la electricidad deja de ser un problema político también satisface a los indignados de otros países, por ejemplo, Grecia, España, Portugal, que verán satisfechas sus demandas, con sistemas similares, en otros sectores de la economía, donde la orientación al regulador se cambia a la orientación al cliente para los bienes privados acorde con la civilización del nuevo orden económico.
Esa solución de mercado desarma la discordia del paquetazo, creando las condiciones para reducir con la mayor brevedad el excesivo monto del presupuesto. Así se reduce presión social y la posibilidad de una tragedia que podría tener efectos insospechados.
La sugerencia es concentrar la atención en que el sector público deje de ejercer la comercialización de electricidad que pasaría a ser la sola responsabilidad total del sector privado. Es decir, separar de la reforma fiscal ese componente grande que no se justifica que esté en manos del Estado y que a su vez mejore la posición del país frente a la inversión local y extranjera a largo plazo.
La misión del FMI sugirió seguir ejecutándole varias reformas desintegradas en dicho sector. Dichas reformas han venido haciéndose sin lograr los resultados esperados desde el año 2000, comprobando la falsa idea de que el Estado puede resolver la crisis eléctrica. Estimo que no hay tiempo para investigar ningún otro sector de suficiente magnitud que esté listo para ser separado del paquetazo.
He venido argumentando que la reforma que se necesita realizar es integral para resolver la excesivamente prolongada crisis sistémica en el sector eléctrico, desconectándolo del presupuesto. Se ha mencionado también la falsa idea del fracaso del sector privado y que la solución debe venir del Estado por ser el único que puede ofrecer una solución colectiva.
Ambas ideas son falsas. La reestructuración de los mal llamados “mercado eléctricos” intervenidos por el Estado con una orientación al regulador es un vil engaño que se ha esparcido por gran parte del mundo para proteger los intereses de las decadentes empresas eléctricas y que han metido al país en un laberinto. Ese engaño ha impedido que la industria eléctrica global aumente su competitividad al abrirla a la innovación. Es ese engaño que mantiene la electricidad como un problema político. Necesitamos una electricidad sin compañías políticas.
En adición al fracaso ya comprobado, la idea de que solo el Estado puede ofrecer una solución colectiva es igualmente falsa. Con el cambio de modelo de la Ley General de Electricidad, por ejemplo, con base a la arquitectura minimalista de la Electricidad Con valor Agregado, se ofrece una solución colectiva e inclusiva con el propósito de lograr el máximo bienestar social, basada en la institución de mercado que los clientes y consumidores no están esperando, pero que les encantará. Es así como se elimina el problema político y se generan amplias oportunidades de desarrollo, para impulsar una competencia de modelos de negocios que implanten una solución colectiva con un ecosistema de desarrollo alrededor del mismo.
Dicha solución tiene como futuro el desarrollo de la institución orientada al cliente del mercado eléctrico inteligente. Es una solución sin precedentes que nunca se ha hecho y que ningún gobierno es capaz de realizar. Por ejemplo, aunque Brasil nos aventaja en casi todos los renglones de desarrollo, ¿El Acuerdo de Brasil? explica que nosotros estamos más avanzados en la electricidad orientada al cliente, que requiere de la innovación que genera los emprendedores del sector privado.
El Estado lo único que tiene que hacer es implantar reglas claras y transparentes, tanto para la legislación, como para desprenderse de los activos que posee. La generación de ingresos por la venta de los activos, por ejemplo, en EgeHaina, EgeItabo, EdeNorte, Edesur, EdeEste y la ETED, luego de que se reestructure el sector, para que todas las transacciones sean entre privados, permitirá desconectar el presupuesto del sector eléctrico.
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